“El arzobispo de Jalapa, Hipólito Reyes Larios, dijo que la muerte del dirigente indígena es una “llamada de atención” a las autoridades para que tengan oídos y ojos abiertos a la realidad.
Coincidió con los compañeros del activista en que no fue un suicidio, sino “un acto de tremenda desesperación”. Señaló que es urgente hacer justicia y evitar que más personas “recurran a esto para ser escuchadas”(*). La Jornada 2 de octubre de 2008.
Seguramente las palabras que el Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, dijo sobre la muerte del líder campesino popoluca al expresar que: la muerte del dirigente indígena es una “llamada de atención a las autoridades para que tengan oídos y ojos abiertos a la realidad, siendo urgente hacer justicia y evitar que más personas recurran a medidas desesperadas para ser escuchados”, retumban en la mente de muchos funcionarios del gobierno de Fidel Herrera Beltrán y en la de él mismo. Y es de referirse como relevantes, por el mismo antecedente de la muy triste muerte de una sobrina del mismo Obispo en mención.
De nada sirven los afanes de servicios, pésames y guardias funerarias. De nada sirven los pagos interesados para buscar deslindes, en lugar de ser responsables y oportunos siempre. En lugar de actuar con respeto y servir a los veracruzanos de todos los estratos sociales con oportunidad y evitar pérdidas de vidas humanas y desgracias personales y familiares. La vida de su pequeña hijita, al igual que la vida de su viuda, deberán ser respetadas y apoyadas para que no les falte lo suficiente y puedan vivir una vida digna como se las habría brindado su buen padre y esposo.
En reconocimiento a la limpia trayectoria de un luchador social, que decidió prenderse fuego para demostrar su hartazgo, les comparto la frase del día de Imagen del Golfo, del pasado 1 de octubre de 2008 en la página http://www.imagendelgolfo.com.mx/ :
“Yo tenía que entregar mi lucha por la gente pobre, por la gente popoluca. No sirve el gobierno y yo tenía que entregar mi lucha a mi gente popoluca. Le pido al gobierno pague la injusticia que ha cometido con los campesinos”
Ramiro Guillen Tapia, líder campesino de Soteapan. Minutos después de prenderse fuego en Xalapa
Ramiro Guillen Tapia no recibió en vida reconocimiento alguno del gobierno; ni siquiera la atención respetuosa que merecía, como cualquier ciudadano que gestiona asuntos públicos. Sus defendidos, por quienes dio la vida; quienes siempre creyeron y siguen creyendo en él, lo respetaron y le expresaron su reconocimiento por ser honrado; y así como otros, que están hartos de que el gobierno no les sirva, pueden seguir su ejemplo.
Después de su muy fuerte decisión y acción, funcionarios de todos los niveles se deshacían en disculpas y deslindes; se deshacían, en atenciones inmediatas a los mismos campesinos antes despreciados y rechazados, ofreciendo pagos sin retrasos; nada le devolvería la vida, nada ni nadie le quitará su gran valor.
Ojala no sucedan más desgracias por la indiferencia del Gobernador, desde este espacio he buscado invitarlo a reflexionar sobre asuntos que afectan la vida de algunas y algunos ciudadanos, así como de compañeras y compañeros periodistas y que ponen en riesgo la vida de ellas, ellos y sus familiares; hasta ahora el silencio y la indiferencia, han sido las respuestas.
A la indiferencia del gobernador se suman, la indolencia de sus colaboradores y la ineficiencia permanente de funcionarios y empleados en distintas dependencias, que se sienten personajes y son aspirantes a políticos; que sabiéndose protegidos por el gobernador, desdeñan y maltratan a los más necesitados, sin cumplir la responsabilidad que tienen de servir a los veracruzanos de todos los estratos sociales. Un ejemplo contundente el de Ramiro Guillen Tapia.
Los problemas de los veracruzanos que expresan distintos reclamos de ¡JUSTICIA!, que enfrentan la manipulación de los instrumentos de procuración e impartición de Justicia merecen la atención del mismo gobernador antes de que pasen más desgracias.
El gobierno de Veracruz pagó. Acaso atendiendo la petición del mismo líder: “Le pido al gobierno pague la injusticia que ha cometido con los campesinos” , la muerte de Ramiro Guillen Tapia la lamentamos millones de personas en Veracruz, en todo México y en el mundo.
Miguel Ángel Granados Chapa, insigne periodista quien ha sido distinguido por el Senado de la República, con el Premio Belisario Domínguez 2008, que le será entregado este 7 de los corrientes en sesión solemne y a la que asistirá el presidente de México, escribió el pasado 2 de octubre lo siguiente sobre nuestro insigne paisano Ramiro Guillen Tapia, en su columna del periódico Reforma “PLAZA PÚBLICA”, con el Titulo: “Tea humana”
“Aunque funcionarios del gobierno veracruzano pretendieron trivializar y desdeñar la inmolación del líder popoluca Ramiro Guillén Tapia, que se prendió fuego y murió, su decisión reveló una deshumanizada tramitación agraria
Al mediodía del martes, en la plaza Sebastián Lerdo de Tejada, la principal de Xalapa, frente a la cual se alza el Palacio de Gobierno donde despacha el gobernador Fidel Herrera, un promotor de derechos campesinos se roció con gasolina y se prendió fuego. A pesar de que compañeros suyos y brigadistas de la Cruz Roja sofocaron pronto las llamas que envolvían a Ramiro Guillén Tapia, la lumbre le causó quemaduras de tal gravedad que ayer en la mañana, antes de cumplirse 24 horas de su trágica decisión, murió en el hospital en que se hicieron inútiles esfuerzos por salvarle la vida.
De pie durante los minutos en que el fuego consumía su cuerpo, Guillén Tapia logró explicar la causa de su inmolación: "Lo hice porque no sirve el gobierno, sólo son engaños y yo tenía que responder a mi pueblo popoluca". Andrés Cruz, integrante del Comité Regional Pro Defensa de los Derechos Humanos en el sur de Veracruz, que encabezaba Guillén Tapia, agregó que el engaño a que éste se refería consiste en la cancelación de citas del gobernador con el grupo campesino de que forman parte. El martes mismo se habría cancelado un encuentro en que los popolucas del ejido de Ocozotepec, en el municipio de Soteapan, en el sur veracruzano, conocerían la solución a un conflicto de tierras que han padecido durante décadas (La Jornada, 1o. de octubre).
En el gobierno veracruzano se reaccionó con displicencia y desdén ante el sacrificio del dirigente popoluca. Para un funcionario de segundo rango en la Secretaría de Gobierno, Valentín Arrieta Sanromán, se trató de un "mero afán protagónico", como si privarse de la vida y del modo atroz en que lo hizo Guillén Tapia fuera una trivialidad. No contuvo su ánimo despectivo, reprobable en toda persona pero en mayor medida cuando lo expresa un funcionario que debe tratar con peticionarios menesterosos. Dijo con desprecio que los campesinos indígenas gustan de "hacerse los sufridos". Otro miembro del gobierno (Carlos Ramírez Marín, director de política regional de la Subsecretaría de Desarrollo Político) fue más allá, al suponer que la decisión del promotor de derechos humanos tenía motivos aviesos. Sugirió que llegó al extremo de quemarse por "haber engañado a sus representados y, al ser descubierto, amenazó con suicidarse", imagino que sólo para distraer la atención de sus compañeros (Notisistema, 1o. de octubre). Pero como no se quedó en amago, en un mero anuncio, la conjetura del funcionario pierde peso si es que lo tuvo y no resulta una tentativa de descargar a la administración veracruzana de responsabilidad por las demoras que en éste u otros casos han lastrado la vida de ese poblado indígena.
Guillén Tapia, que gestionaba a favor de los ejidatarios popolucas varios asuntos, había sido convocado para acordar la solución de un problema de tierras suscitado hace más de 20 años, pero se le dijo que la reunión del caso fue cancelada, lo que lo exasperó al extremo. Al parecer se había convenido que los compañeros del dirigente inmolado, tenidos como invasores de más de 200 hectáreas en el ejido en que habitan, las abandonaran a cambio de una indemnización. Si en efecto se aplazó la cita, no lo supo a tiempo el delegado de la Secretaría de la Reforma Agraria en Veracruz, Alberto Meza Abud, quien dijo en el Palacio de Gobierno: "me llamaron hace hora y media porque hoy se iba a firmar el convenio. Hablé con Ramiro Tapia (sic) y aquí estoy". Se traba de consumar el pacto que ponía fin a un conflicto desatendido durante años.
Tras el fallecimiento de Guillén Tapia, el gobierno de Xalapa buscó alejar de sí la causa de su decisión. En un comunicado de prensa lamentó la muerte del dirigente y proclamó que "en todo momento se medió entre instancias federales y campesinos". El boletín informa que Guillén Tapia "estaba en Xalapa con otros 42 campesinos que desde hace más de veinte años están en posesión de 250 hectáreas del ejido Ocozotepec", las mismas cuyo desalojo iba a ser compensado por la Secretaría de la Reforma Agraria. El secretario de Gobierno veracruzano, Reynaldo Escobar Pérez, "dijo que el gobierno del estado ofreció su respaldo para gestionar un crédito puente para liquidar los más de dos millones de pesos para finalizar el conflicto agrario. Añadió que se acordó que la Federación otorgará el 50 por ciento de lo convenido y el estado la otra parte, recursos que adelantará la administración estatal, en tanto el gobierno federal deposita los recursos". El delegado de la Reforma Agraria, a su vez, dijo a los representantes popolucas que los recursos federales "saldrán después del 30 de octubre".
El escenario donde surgió la inmolación de Guillén Tapia es, por desgracia, muy conocido. Se trata de litigios agrarios que se ventilan por años, con el agravamiento que el tiempo supone por las tensiones que la disputa legal genera, y por la dejadez de las autoridades, locales o federales que no están nunca poseídas por el sentido de urgencia que mueve a los peticionarios de un arreglo, dotados sin embargo por un paralelo sentido de paciencia que les permite ir y tornar a las oficinas burocráticas donde sus reclamaciones reposan por años sin que nadie las atienda.
Según Andrés Cruz, el gobernador Herrera ha evitado recibir a los popolucas en 107 ocasiones. Acaso se refiere a que no han sido recibidos en las audiencias públicas semanales durante dos años, donde no hay cita propiamente, que pueda ser cancelada. Pero no hay duda que hubo grave negligencia.” Hasta aquí lo escrito por Miguel Angel Granados Chapa.
El combate a la corrupción en México se ha estancado
Acaso la corrupción también influyó en la desgracia que alcanzo a Ramiro Guillen Tapia, pues la ineficiencia, la indolencia y la indiferencia son formas de corrupción en el servicio público. Si bien es cierto que existen estadísticas que estiman, cuánto dinero cuesta la corrupción en México anualmente, no existen registros de cuántas vidas cuesta, o cuántas muertes provoca la corrupción en nuestros municipios, estados y país; en materia de Salud Pública y en tantas más; tal vez algún día, este tema sea motivo de investigación para nuevos talentos mexicanos.
En nota de Andrea Merlos, en El Universal del miércoles 13 de agosto de 2008, se advierte que: “Cada año la corrupción de servidores públicos le cuesta al país 60 mil millones de dólares, aseguró el PRD, con base en cifras del Banco Mundial.”
Recientemente el pasado 24 de septiembre, en Morelia, Michoacán, en la Reunión Regional de Información sobre Control y Auditoría a la Obra Pública, organizada por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción. Salvador Vega Casillas, Secretario de la Función Pública, reconoció que la estrategia para combatir a la corrupción en México ha fallado. Admitió que no se ha atacado con suficiente fuerza la raíz del problema. Según él, el exceso de trámites en ventanillas y la compleja normatividad interna del Gobierno federal favorecen la corrupción: "Me parece que el exceso de trámites impactan a los ciudadanos, porque allí está la corrupción. Entre más ventanillas, es más fácil que el ciudadano sea víctima de un acto de corrupción".
A pregunta expresa, dijo que los candados para evitar la corrupción se han quedado obsoletos.
"No sólo son obsoletos, sino excesivos en muchos de los casos, e innecesarios en otros". El funcionario hizo referencia al Índice de Percepción de la Corrupción 2008, dado a conocer por Transparencia Internacional, que ubica a México en el lugar 72, entre 180 naciones, por tercer año consecutivo. "El hecho de permanecer en el mismo sitio en materia de corrupción a nivel nacional nos obliga y es un llamado para cambiar las estrategias en el combate a la corrupción. "Aceptamos la ubicación que tiene el País, con la preocupación de que se tienen que hacer los cambios de fondo", señaló. Consideró que se requiere repensar todo el sistema de administración para poder frenar la corrupción, pero sin desdeñar el castigo ejemplar cuando lo amerite.
En su reporte de 2008, dado a conocer recientemente a finales de septiembre, que incluye la medición a 180 países, el organismo Transparencia Internacional concluye que a México le corresponde el lugar 72 por tercer año consecutivo.
Distintos medios de comunicación, entre las que destaca la nota de Rafael Barajas en Reforma, dan cuenta el pasado 25 de septiembre, de que nuestro país, está por debajo de los índices que registraron en la medición, naciones como el El Salvador, Cuba, Namibia, la Isla Dominica, los Emiratos Árabes y Botswana. En una escala del uno al 10, México obtuvo una calificación de 3.6 y no ha logrado romper la barrera de 3.3 a 3.7, en la cual se ha situado desde que la organización internacional empezó a medir el grado de corrupción en el sector público, según la percepción de empresarios y analistas del País. De 2006 a 2007, la puntuación de México pasó de 3.3 a 3.5 por ciento, mientras que del año pasado al actual el aumento fue de solo una décima, según los resultados de las encuestas del IPC. Para este año, México obtuvo la misma calificación que China, Perú, Trinidad y Tobago, Surinam, Swazilandia y la ex república yugoslava de Macedonia, señala el documento.
TI indica que en el caso de México fueron aplicadas siete encuestas para levantar los registros de la percepción sobre la corrupción.
De los 180 países estudiados, Dinamarca, Suecia y Nueva Zelanda son los menos corruptos a nivel mundial, pues los tres califican con 9.3 puntos, seguidos de Singapur, con 9.2, y de Finlandia y Suiza, con 9 puntos.
En tanto que Somalia es el más corrupto del planeta, al tener sólo un punto en esta medición. Enseguida están Myanmar e Iraq, con 1.3 puntos, Haití con 1.4 y Afganistán con 1.5 puntos de calificación.
El reporte de TI señala que fueron usadas 13 encuestas y evaluaciones de expertos a nivel internacional, y se aplicó un requisito mínimo de tres para que un país pudiera ser incluido en el estudio.
De acuerdo con los antecedentes, la primera vez que se aplicó en México el Índice de Percepción de la Corrupción fue en 1996, y obtuvo una calificación de 3.3.
Para 1997, se registró la caída más significativa, al ubicarse en 2.6, una calificación siete décimas menor a la del año anterior.
En 1998 la percepción de los mexicanos mejoró en este rubro. La medición arrojó una calificación de 3.3, mientras que al año siguiente volvió a subir una décima, a 3.4 puntos, y en 2000 volvió a ser de 3.3.
TI dio al primer año de la administración de Vicente Fox la calificación más alta que hasta hoy ha tenido México, de 3.7. En 2002 bajó a 3.6, el mismo índice para 2003 y 2004.
Respecto del Continente Americano, en el reporte se advierte sobre "la triste tendencia" que durante los últimos años ha afectado a la región.
"De los 32 países de América incluidos en el índice... 22 obtuvieron una puntuación inferior a 5 sobre un total de 10 puntos, lo que demuestra un grave problema de corrupción, en tanto 11 países no lograron superar la marca de los 3 puntos, lo que indica que existen niveles de corrupción desenfrenados", se indica.
¿Entenderá el gobernador las palabras del Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios: que la muerte del líder es una… “llamada de atención a las autoridades para que tengan oídos y ojos abiertos a la realidad, siendo urgente hacer justicia y evitar que más personas recurran a medidas desesperadas para ser escuchados”?
Esperamos que nada manche la limpia lucha e imagen digna y honesta de Ramiro Guillén, quien fue maestro rural 32 años, se jubiló en 1997 y fundó en Acayucan el Comité Pro Defensa de los Derechos Humanos, cuya sede se trasladó posteriormente a San Pedro Soteapan. Sus hermanos, Rosalino y José Guillén Tapia, lo recuerdan “siempre humilde; no tenía propiedades, no vestía con lujo, no tenía coche, vivía de su pensión como jubilado”. Por ello, reprobaron versiones propaladas desde el gobierno estatal que lo acusan de haber sido invasor de tierras y defraudador de campesinos. “Hay una campaña para difamarlo. Hasta por demente pretenden hacerlo pasar, pero nada de eso es cierto: él era un luchador social y las personas en la sierra pueden dar testimonio de ello –dijo Jorge Alberto Guillén Blanco, sobrino del líder popoluca–. Nunca vimos en él un acto de locura. Lo que hizo fue por desesperación.” (*)
VEREMOS…
(*)
http://www.jornada.unam.mx/2008/10/02/index.php?section=estados&article=032n1estreynaldocastromelgarejo@hotmail.com