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Aniversario de la revolución…Causas vigentes

El Cambio que debe ocurrir pacíficamente, desde los municipios

Evitemos la vía de la violencia

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Reynaldo Castro Melgarejo

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Si bien es cierto que se reconoce Revolución Mexicana como un movimiento armado, social y cultural que comenzó en la Ciudad de México en 1910 a raíz de la dictadura del General Porfirio Díaz y que culminó oficialmente con la promulgación de una nueva constitución siete años después, la Constitución de 1917, en la mayoría de municipios del país, los brotes de violencia continuaron hasta finales de la década de los años veinte. El movimiento tuvo gran impacto en los círculos obreros, agrarios y anarquistas a nivel nacional e internacional pues la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 fue la primera en el mundo en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos.

Lamentablemente, hoy en día, muchas de las causas que motivaron la misma Independencia de México en 1810, que fueron las mismas que provocaron la Revolución mexicana en 1910, siguen vigentes.

Muchas personas tienen la idea de que la Revolución se inició gracias a Francisco I. Madero. Pero la realidad es que desde el inicio del mandato de Porfirio Díaz hubo algunas sublevaciones de personas que pertenecían al antiguo régimen de Sebastián Lerdo de Tejada. Estas sublevaciones eran de tipo militar sin más ideología que la de tomar el poder, algunas de estas sublevaciones fueron: 1876: Mariano Escobedo; 1877: Pedro Valdés; 1878: Lorenzo Hernández, Javier Espino; 1879: Miguel Negrete, Manuel Carreón, Francisco A. Nava, José del Río.

Fue hasta 1900 cuando surgieron los llamados "clubs liberales" que no eran más que una especie de comites del Partido Liberal Mexicano. Entre los miembros de este partido destacan los hermanos Ricardo Flores Magón y Enrique Flores Magón.

Las primeras manifestaciones de descontento hacia las clases gobernantes se realizaron prácticamente en 1901 cuando en San Luis Potosí se reunió un Congreso Laboral organizado por el Club Liberal "Ponciano Arriaga", saliendo de su Congreso los hermanos Flores Magón.

Llega el año de 1906 que se convierte es una año clave para la historia de México, ya que en ese periodo surgen algunos de los movimientos sociales más serios contra la dictadura de Porfirio Diaz

1° de Junio: Intento de huelga contra la "Green Consolidate Mining Co." en Cananea, Sonora, reprimida por las armas con saldo de 25 muertos y casi 100 prisioneros. Un año después, en 1907, ocurren los sangrientos sucesos de Río Blanco, Veracruz.

Los acontecimientos en el 2006 que vivimos en diferentes regiones del territorio mexicano, ojala no sean premonitorios, deben ser tomados en cuenta para cambiar las estructuras del Gobierno y del Poder pacíficamente, que es lo más conveniente para todos los mexicanos de hoy y del mañana.

Muertes por luchas laborales en Minas del país; muertes por corrupción en Pasta de conchos, en Coahuila y represión en Sicartsa, en Lázaro Cardenas, Michoacán.

Oaxaca y otras regiones del país expresando su reclamo para elevar su bienestar familiar y social; los millones de pobres, rebasan la capacidad del gobierno federal y los locales para resolver en el corto plazo la falta de empleos y la falta de generación y mejor distribución de la riqueza en suelo mexicano, por eso la emigración creciente a otros países y centros urbanos, está dejando sin mano de obra al campo mexicano y las ciudades se llenan de desempleados.

En este México nuestro, la lucha por los cambios que mejoren la situación de vida de millones de mexicanos ha sido cruenta y dolorosa. Lamentablemente si no se recompone el camino de la democracia que ha sido sinuoso, tortuoso y, poco transparente, el camino de la violencia sigue siendo una amenaza para la armonía y paz social en las que deseamos vivir.

Hoy escuchamos proclamas de cambio, exigencias y promesas sin verdaderas bases para combatir las mismas causas que provocaron la revolución mexicana de 1910. Hoy escuchamos en las plazas nacionales y locales, en lugares públicos en donde se ventilan las diferencias y los reclamos; al igual que en lugares privados y en foros cerrados en donde se delinean proyectos y programas de gobierno, sin que se asuman en los diferentes espacios de la izquierda, del centro o de la derecha; o de los mismos partidos opositores considerados menores, una verdadera y firme convicción de luchar en contra de la corrupción.

La corrupción es la verdadera causa de todas las injusticias y las desviaciones de los principios filosóficos y éticos de un buen gobierno; la corrupción es la verdadera causa de la inconformidad y el reclamo social en todos los rincones del país; en todos los municipios y en todas las comunidades y rancherías.

El lugar 75 entre los países más corruptos recientemente reconocido a México, confirma que las causas revolucionarias originadas en los abusos del Poder por quienes gobernaban nuestro país en 1910, hoy a 97 años no han cambiado.

Falta Combatir preventivamente la Corrupción, para que México cambie. Es previsible pensar que las tensiones sociales en las regiones pueden agudizarse de no combatir preventivamente la corrupción en todo el país.

  • El Cambio que debe ocurrir.

Como hace 6 años, a finales del sexenio las cifras económicas de crecimiento en las exportaciones, en estabilidad cambiaria, “el blindaje” económico, de elevadas reservas financieras en dólares, eran consideradas como las mejores en la historia de México en los últimos 25 años, la realidad económica y de desarrollo social marcaron las pautas de una exigencia de cambio que fue indetenible, los indicadores económicos favorables, no garantizan el bienestar social, menos una equitativa generación y distribución de la riqueza nacional.

La justificación del cambio en el contexto de la esperanza de la sociedad y de la exigencia de los sectores más marginados es de un cambio en la conducción económica que tenga alcances y efectos viables y tangibles en beneficio de la economía familiar de millones de mexicanos.

La exigencia histórica de cambio en nuestro País expresó desde los municipios la motivación de mejorar; sin embargo los cambios más importantes en México se han dado después de muchos años de esperanza o de resistencia y sometimiento que caracterizan un régimen autoritario, con orientación democrática que aún cuando dio curso a la evolución, al desarrollo científico-tecnológico en niveles de atraso, (aún cuando hubiera beneficios para el país), prevaleció la dependencia económica que propició pérdidas graduales de la soberanía. La exigencia del cambio en México era inevitable consecuencia del enorme crecimiento en plazos muy cortos del número de pobres en el territorio nacional.

El crecimiento del mercado interno, sin cancelar el impulso al crecimiento de las exportaciones no es un gran reto que no pueda lograrse.

La mejoría en el bienestar social deberá reflejarse en todos los municipios de México en la mejoría de los indicadores económicos que expresan incrementos de empleo y el nivel de los salarios en sectores abandonados en los pasados seis sexenios, como el sector agrícola principalmente; vivienda, salud, educación, así como el crecimiento del mercado interno, podrían mejorarse a partir de una más equitativa generación y distribución del ingreso nacional; el cambio exigido por la sociedad no es solamente el de que aumenten los subsidios a los programas de atención a la pobreza, sino que se aumenten las oportunidades productivas de empleo y crezcan en el territorio nacional sin tener que ser buscadas de manera creciente en otros países, principalmente en Estados Unidos y Canadá.

El apoyo en los municipios a desarrollar a la pequeña y mediana industria y a todos los sectores productivos agrícolas como el de granos y el cañero azucarero por su elevada ocupación de mano de obra, serán base primordial para el cambio de la orientación en la política económica.

El cambio que las mexicanas y los mexicanos esperamos, es el que estimula la integración nacional, el que promueve, el que concretiza un Gobierno transparente en sus relaciones con los sectores productivos, políticos y sociales y cumple con la preventiva rendición de cuentas de cara a la Sociedad y sus representantes.

El cambio de actitudes, conductas y proyectos fomentados por el Sistema de Gobierno en alianza creciente y permanente con la Sociedad, desde los municipios, será encausado y consolidado mediante las reformas estructurales y constitucionales necesarias para hacer realidad la transparencia y la rendición de cuentas en el origen y destino de los recursos públicos desde cada municipio.

La vida política, económica y social en los municipios, inevitablemente estará en acción directa y en apoyo fortalecedor del éxito de las políticas públicas establecidas a nivel estatal y federal; como el desarrollo de infraestructura que modernice los espacios económicos de las regiones así como la incorporación de las localidades a la globalización en oportuna respuesta y eficiente cumplimiento de los acuerdos en los cada vez mayor número de Tratados de Libre Comercio con Países de Norteamérica, América Latina, Europa y Medio Oriente.

La vida en los municipios con el reconocimiento de su importancia como factores de cambio, se reflejará en la consolidación de su democracia, es decir, la confiabilidad, certidumbre y transparencia en los procesos electorales, aún cuando la representación y participación de la ciudadanía estará siendo perfeccionada, la dinámica de una nueva relación entre Sociedad y Gobierno como lo exige el Pueblo de México, tendrá el reto de lograr día a día mayores y mejores resultados en el binomio legitimidad democrática y eficacia gubernamental. Es decir, la gobernabilidad democrática, que consolide el Estado de Derecho y un País de Leyes desde las regiones y localidades.

La vía de la violencia.

Este apartado se considera de obligada inclusión, toda vez que precisamente es en los municipios del País en donde distintos grupos de ciudadanos motivados por la inconformidad social alcanzaron expresiones violentas que encausaron movimientos o luchas sociales o armadas que, en distintas etapas fueron; contenidas, disueltas o reprimidas, sin que se lograra su extinción concluyente, toda vez que la fuerza represiva del Estado o el uso de la fuerza pública para calmar los anhelos de los inconformes, nunca ha sido capaz de resolver las verdaderas razones de la lucha, que es elevar el nivel de bienestar.

Por lo anterior, es que consideramos relevante enunciar diversos eventos registrados en la historia y que en la actualidad, permanecen o están en efervescencia originados por la marginación social, el rechazo a las políticas globalizadoras o las crecientes pérdidas de legitimidad que el régimen ha venido sufriendo sin que desaparezca el riesgo de brotes de violencia que podrían ser incontenibles regionalmente, lo que nos motiva a considerarlos como elementos de valoración para ser incluidos en el diseño de políticas públicas desde los municipios, sin omitir que las razones de sus luchas expresadas por la vía de la violencia, precisamente se origina por el insoportable contenido de corrupción,

impunidad, una cadena de complicidades y actos autoritarios de representantes de distintos niveles de poder político o económico y representantes de los tres ordenes de gobierno.

Las luchas armadas en contra de la injusticia o por mayor soberanía, libertad, independencia; contra el centralismo; por una mayor democracia; por la descentralización de recursos y responsabilidades; por más transparencia; por la rendición de cuentas de los gobernantes, es interminable, es un proceso de acción-reacción que en distintas etapas ha permanecido estable o en otras resurge con preocupantes efectos negativos para nuestra economía y con saldos lamentables porque no deja de ser una lucha entre hermanos.

Nuestra historia registra desde los sentimientos de la Nación del General Morelos en la lucha por la Independencia apoyando al Cura Hidalgo y luego incluyendo en las leyes de la Constitución de Apatzingan, así como las luchas de Juárez y posteriormente en las de la Revolución Mexicana.

El proceso del desarrollo histórico político, económico y social de México en el Siglo XX, no canceló la vía de la violencia como expresión de lucha social, ahí están los movimientos armados de Genaro Vázquez Rojas, Lucio Cabañas, la Liga 23 de Septiembre; el EZLN y últimamente el EPR en sus distintas vertientes conocidas como el ERPI. Esta vía ha logrado cambios para el País, siempre con altos costos e irrecuperables pérdidas de vidas humanas, recursos y armonía, la Revolución de 1910 es una expresión histórica e innegable de la vía de la violencia.

Años han pasado y aún no sana la herida de 1968, menos aún las de Chiapas en 1994, las de Aguas Blancas 1996, Acteal en 1998 y las acciones del EPR en Oaxaca, Guerrero, Puebla, Estado de México y el D.F., en los años de 1999 y el 2000 y ahora en el 2006.

La vía de la violencia debemos evitarla; está latente, es responsabilidad de todos del gobierno y la sociedad, buscar los consensos de su anulación para fortalecer más la vía democrática.

En respuesta a la exigencia de una nueva relación Sociedad-Gobierno, será impostergable e insoslayable ampliar los cauces constitucionales de participación ciudadana basados en los activos políticos en que habrán de convertirse el combate preventivo de la corrupción; la transparencia en el origen y destino de los recursos públicos desde cada municipio y la preventiva rendición de cuentas de cara a la Sociedad en todo México.

En este 97 aniversario de la Revolución Mexicana …sus Causas están vigentes

El Cambio que debe ocurrir pacíficamente, desde los municipios, no debe posponerse

Evitemos Sociedad y Gobierno desde los municipios la vía de la violencia.

Veremos…


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