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Reynaldo Castro Melgarejo
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Séptima carta a FHB

Señor Gobernador Constitucional del Estado
Compañeras y compañeros periodistas
A Trabajadores y Dueños de los Medios de Comunicación
A la opinión Pública Nacional
A la Opinión Pública Internacional


Señor Gobernador como usted sabe, en los incidentes de tránsito, hay atropellos vehiculares y/o atropellos físicos y/o abusos de autoridad, que se convierten en desgracias y tragedias que llegan a enlutar, mutilar vidas o privar de su libertad manipulando Leyes o Reglamentos, de personas inocentes y ajenas a los vicios y corrupción existente en la mayoría de los representantes de las autoridades de tránsito y de transporte público en general, como desgraciadamente ha ocurrido en nuestro amado estado de Veracruz y usted ha reconocido la urgente necesidad de resolver a fondo las deficiencias no solo en la capacitación; ante distintos hechos deleznables que me motivan a pedirle su intervención para evitar más agresiones a la ciudadanía en general y a más periodistas en su gobierno, vuelvo a comunicarme con usted por estos medios a mi alcance, en espera de su oportuna respuesta institucional, como Gobernante que cumple su compromiso de proteger la vida y patrimonio de sus conciudadanos.

Por lo anterior, a usted que ha dicho que sufre como ser humano, por las desgracias ocurridas por incidentes de tránsito: “… Yo tengo la certeza de que ningún conductor tiene el propósito de atropellar a ningún usuario y tampoco la autoridad que sufre, en especial un servidor…” como lo declaró, según lo leí en nota de nuestro compañero Ricardo Chua Agama, ayer domingo en la página de
www.gobernantes.com y que también publica en Política como él lo precisa, en conferencia de prensa ante distintos medios de comunicación; a usted, quien como servidor público, con sus declaraciones se compromete a evitar más desgracias por incidentes, de tránsito, lo invito a reflexionar en que; a su voluntad de trabajo para evitarlo, en sus compromisos de “ …buscar remedios a fondo…”, le faltó incluir castigos al personal de tránsito de todo el estado, que opera las vialidades y que comete atropellos y abusos de autoridad en contra de ciudadanas y ciudadanos, en muchos casos, también en contra de servidores públicos o sus familiares, que recurren a sus relaciones de influencia para evitar o detener esos excesos, lo cual no está al alcance de los ciudadanos en general.

Señor Gobernador, respetuosamente me dirijo a usted para invitarlo a reflexionar, sobre algunos incidentes de tránsito que pueden generar distorsiones en la percepción de sus compromisos citados en esta materia, reincidentes abusos de poder y hasta desgracias que podrían enlutar los hogares de familias que han sido agredidas por parte de personal de tránsito a cargo del gobierno municipal de Xalapa y aparentemente, ( la investigación lo determinará) de personal de Seguridad Pública del estado.

Los hechos deleznables que me hacen solicitar su intervención tienen que ver con compañeros periodistas y familiares de ellos que han sido agredidos y han sido testigos de agresiones a otras y otros ciudadanos, como queda muy claro en la denuncia de hechos, presentada por nuestro compañero Martín Serrano Herrera, Director de Diario Tribuna, quien desde el 2 de febrero del año 2000, en que fundó su periódico, aporta su colaboración para el mejor desempeño de las instituciones públicas y como es de su conocimiento, por las demandas interpuestas por él ante autoridades estatales y federales, desde el 14 de febrero del 2001, sufrió agresiones en su periódico y posteriormente en su persona y ahora, está en peligro su vida y la de su familia, como lo dejó asentado en la DENUNCIA 165/ 07/ VI, misma que se publica textualmente en
http://www.observadorciudadano.com/ y que puede ser consultada por cualquier ciudadano, compañeras y compañeros periodistas; autoridad y funcionarios de derechos humanos, así como dirigentes de partidos políticos y de organizaciones no gubernamentales, misma que anexo a la presente carta.

De los hechos denunciados por nuestro Compañero y Amigo Martín Serrano Herrera, quien fue atropellado con agresiones verbales y amenazas de llevárselo detenido sin ninguna razón legal, el pasado miércoles 24 de enero, debo decirle que estaba acompañado de su pequeña hija, a quien llevaba a la escuela a tiempo; de esos hechos, también fueron testigos cientos de ciudadanos y dos compañeros periodistas que con el Valor Civil que les caracteriza y su calidad de seres humanos que como usted y como yo y tantas y tantos otros ciudadanos en general y compañeras y compañeros periodistas, sufrimos por los atropellos, solo queremos que no haya en Veracruz ningún atropello físico, verbal o vehicular de parte de operadores de unidades del transporte público, ni de operadores de las vialidades y representantes de las autoridades de tránsito o del transporte público, sean municipales, estatales o federales.

Los dos compañeros periodistas que con valor y solidaridad, asumieron acudir como testigos en la denuncia de las agresiones a Martín Serrano Herrera y su hijita, son Gaudencio García Rivera y Quirino Moreno Quiza, para quienes expreso mi reconocimiento, solidaridad y buenos deseos de que no sean perseguidos ni ellos, ni sus familiares.

Señor Gobernador, ante esa firmeza en sus declaraciones, de aplicar la Ley para acabar con los atropellos por incidentes de tránsito, lo convoco al igual que:

A Las Compañeras y Compañeros Periodistas
A Los Trabajadores y Dueños de los Medios de Comunicación
A la Opinión Pública Nacional
A la Opinión Pública Internacional

A expresar su solidaridad y unirse al reclamo de Justicia que hace nuestro Compañero y Amigo Martín Serrano Herrera, para evitar que más ciudadanas y ciudadanos sufran esos abusos; compañeras o compañeros periodistas o alguno de los testigos o sus esposas vayan a sufrir persecuciones, intimidaciones o agresiones, como ya ocurrió anteriormente, en el caso de Quirino Moreno Quiza en cuanto a las persecuciones e intimidaciones y al parecer, también a algún familiar muy cercano, recientemente.

Señor Gobernador, ante los hechos denunciados por nuestro compañero Martín Serrano Herrera, quien ahora más teme por su vida y la de sus familiares, respetuosamente, le reitero mi petición de que intervenga de manera oportuna y decidida, para que con base en sus Responsabilidades Constitucionales, sean respetados y protegidos los derechos constitucionales, las vidas y las de sus familiares de nuestros compañeros periodistas y evitemos que nuestro amado estado de Veracruz, vuelva a ser noticia nacional e internacional por agresiones a periodistas o a sus familiares en su gobierno.

Señor Gobernador, sería muy triste, que ante sus Responsabilidades Constitucionales, usted no intervenga oportuna y decididamente para detener los abusos, cancelar los atropellos y agresiones en contra de Martín Serrano Herrera y se le haga Justicia en esta y en anteriores denuncias por agresiones en contra de su Medio de Comunicación y su Persona y ahora incluso de su Familia; y como consecuencia de ello, tuviéramos que lamentar una desgracia en la que pudiera llegar a sufrir nuevamente agresiones físicas e incluso, perder la vida o la de alguno de sus familiares, o que por esa posible falta de su intervención oportuna y decidida, alcanzara la desgracia a alguno de los testigos o a sus familiares; pues usted tiene conocimiento de que nuestro Compañero y Amigo, en diversos momentos ha sido objeto de atentados contra su vida, y que, como lo ha denunciado, el 22 de mayo del año 2004 fue víctima de una golpiza cuyas indagaciones aun continúan.

En espera de su Solidaridad y oportuna intervención

Respetuosamente

Reynaldo Castro Melgarejo

¿Se hará Justicia a Martín Serrano Herrera?
¿Se evitarán persecuciones e intimidaciones en contra de los citados compañeros periodistas que son testigos de los hechos denunciados y de sus familiares?

Veremos…


A continuación, comparto con ustedes la denuncia citada, en la que se narran los hechos deleznables, en contra de un ciudadano, periodista y su hijita menor de 8 años , como sin duda ocurre en muchos casos, ante la impunidad, hasta ahora demostrada.

DENUNCIA 165/ 07/ VI que se inició ante el Agente Conciliador adscrito a la Agencia Segunda del Ministerio Público. Después de que el titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos Servidores Públicos, Armando López Contreras, ordenó que esta no fuera recibida en dicha "Fiscalía"

C. AGENTE DEL MINISTERIO PÚBLICO INVESTIGADOR EN TURNO
P r e s e n t e:

Durante años el suscrito, MARTÍN SERRANO HERRERA, fundador, propietario y director general de Diario TRIBUNA, personalmente y desde mi medio de comunicación he sostenido una desigual batalla en contra de quienes al amparo del poder público atropellan a los ciudadanos y les causan daños de difícil reparación. Como es de suponerse, no recibo aplausos sino al contrario, se ha intensificado lo que considero una campaña de hostigamiento y agresiones donde ya no solo es contra mi persona y posesiones, patrimonio y pertenencias, sino que incluso alcanza a mi familia. En diversos momentos he sido objeto de atentados contra mi vida, y el 22 de mayo del año 2004 fui víctima de una golpiza cuyas indagaciones aun continúan.
Desde luego que no es grato acudir a estas instancias, pero NO VOY A CONSENTIR QUE SE ME SIGA ATACANDO, Y MUCHO MENOS QUE ALGÚN INTEGRANTE DE MI FAMILIA SUFRA CONSECUENCIAS.
No dejaré pasar, no toleraré, no me quedaré impasible, cuando ocurren hechos como los que a continuación narro, donde los protagonistas son criminales pagados por el erario público que acechan a toda la sociedad, misma a la que deben proteger pero que incumpliendo con el deber legal y/o abusando del poder hacen lo opuesto.
HECHOS:
El pasado miércoles 24 de este mes, a las 13:50 horas, a bordo de mi automóvil y manejando en condiciones normales hacia el Centro de esta ciudad rumbo a mi oficina ubicada en Parque Lerdo número 2 altos esquina Rafael Lucio, fui testigo y víctima de la brutalidad que caracteriza a muchos elementos de los cuerpos de “seguridad” gubernamentales. Fui vejado y ofendido de muy diversas maneras, y tratado como criminal de alta peligrosidad por varios “servidores públicos” que colisionaron en mi perjuicio implementando, además, un aparatoso despliegue de recursos e instrumentos públicos durante la agresión que alcanzó directamente a uno de mis seres mas queridos. Y es que a esa hora aprovechaba la oportunidad de pasar a dejar a una de mis hijas, menor de edad, de apenas ocho años de edad, calles adelante, a la escuela donde cursa el tercer año de primaria.
Me hallaba colocado en el primer lugar de la fila de automovilistas que esperábamos el siga del semáforo ubicado en la intersección de Diego Leño-Díaz Mirón-Bremont-Santos Degollado. Pero al cambiar la luz indicando avanzar, de pronto mi automóvil fue golpeado fuertemente sobre la tapa del cofre por un sujeto vestido con ropa oscura, quien estaba de espaldas a los vehículos, en medio de los dos carriles de circulación procedentes de la zona del parque conocido como Los Berros.
Sorprendido, al instante frené la unidad que no había avanzado ni diez centímetros. El tipejo que ya se daba la vuelta cruzó frente a mi auto y volvió a golpearlo sobre la misma tapa, con el puño cerrado, a lo que mediante señas le expresé mi desconcierto. Rápidamente se aproximó a la ventanilla y salpicándome de saliva me dijo que qué me pasaba y que si no me había gustado, asestándole al automóvil tremenda patada sobre la portezuela.

Le reclamé su actitud, a lo que respondió con un manotazo sobre el parabrisas, averiando el limpiador. Al exigirle que se identificara y que me explicara el motivo de su grosería, no lo hizo, sino que profirió más palabras altisonantes sin importarle que yo le hiciera hincapié de que se expresara con educación ya que mi hija menor de edad oía sus leperadas. Vino el clásico “hazle como quieras” y esta vez el sujeto en cuestión, que me pareció que puede estar aquejado por alguna enfermedad mental (locura) caminó hacia la parte posterior donde le asestó mas golpes de puño y patadas a mi vehículo.
Fue hasta ese instante del incidente, donde estuve retenido por mas de una hora en ese lugar, cuando un elemento al que luego oí que le dijeron “Peña” y que desde la esquina de Bremont veía las salvajadas que el atacante perpetraba, se acercó para cuestionar a grandes voces que qué pasaba, solicitándole al agresor que se calmara y a mi que me retirara, diciéndome que no pasaba “nada”. Al oír mi negativa de irme sin que ese sujeto ataviado de negro antes se disculpara y dejara de golpear mi auto, “Peña” le pronunció al fulano una clave que desconozco, indicándole que yo soy amigo. Entonces el tipejo volvió a mi ventanilla para asegurarme que le “¡purgan la madre los periodistas!..” y varios improperios mas, mientras que con una camarita empezaba a fotografiarme y al vehículo, en un acto de intimidación, haciéndolo de la misma forma que presuntos policías lo realizaron en días previos a la fecha en que me victimaron a golpes en el año 2004. Después me gritoneó sentenciando que para que supiera yo “con quién” me meto, lo cual hizo que con su inocente vocecita propia de su edad, mi hija me preguntara en dos ocasiones que porqué decía ese señor que para que yo supiera “con quien” me meto y que si nos iban “a llevar”.
Sin deponer su condenable actitud, el sujeto que en todo momento rechazó identificarse ante mí por nombre y cargo, se aproximó a la ventanilla del lado donde iba mi hija menor de edad y siempre a gritos demandó que le mostrara los documentos del vehículo. Obviamente que no acepto tratar con orates.
Del otro lado se aproximó “Peña” para ponerme al tanto que el sujeto enloquecido “es jefe”; le pregunté qué cuál es su nombre y solo me reiteró que “es jefe” y que circulara para que no hubiera “mas bronca”.
En ese momento le puntualicé al demente individuo que si yo había cometido alguna infracción que me indicara cuál, a lo que por toda contestación empezó a manipular un radio con el que pidió “refuerzos”, una grúa, y una patrulla. Abuso total.
La grotesca y oprobiosa escena atraía cada vez a mas curiosos, mientras que los automóviles seguían acumulándose en los carriles hacia Diego Leño y hacia Santos Degollado.
Llegó una patrulla que estacionaron al lado derecho, pero adelante de mi automóvil, y nos rodearon a mi hija y a mí una cantidad considerable de policías con las armas dispuestas. Alguno abrió la puerta de mi carro e intentaron sacarme a rastras de la unidad, solo que como tenía colocado el cinturón de seguridad no pudieron hacerlo. Apareció un sujeto de la misma especie que el gorila, nadamás que a ese le dijeron “jefe del jurídico de Seguridad Pública”, mismo que repartió órdenes a diestra y siniestra y tampoco accedió a identificarse ante mi, a pesar de que yo me identifiqué por mi nombre con todos los que me lo solicitaron, sin que en ningún momento les indicara cuál es mi actividad ya que no es necesario en virtud de que a raíz de la misma soy ampliamente conocido no solo en esta capital, sino en gran parte del país y fuera de él.
Rato después, cuando el de Seguridad Pública intentaba irse dejando a “sus” elementos para que “hicieran la chamba” de sacarme a rastras para subirme a una patrulla, esposado como si de un criminal de alta peligrosidad se tratara, e ignorando sus intenciones hacia mi hija menor de edad que iría a la escuela a esa hora, tuve que gritarle al mismo que “por respeto” me oyera ya que yo si había escuchado sus barrabasadas.

Transformado en una fiera ese ente volteó hacia mí y le dije textualmente: “no has oído mi parte en esta historia: este sujeto que no se identifica ni tengo la menor idea de quién es viene aquí, golpea mi carro, me insulta, ofende a todos y hay que quedarse feliz... ¿no?” A lo que el “jefe” de vestimenta oscura aparentemente de Tránsito municipal, a la mirada interrogante del “jefe del jurídico de Seguridad Pública” respondió cínicamente con un: SÍ, LO “GOLPIÉ” Y SI NO LE GUSTA QUÉ LE PONGA COMO QUIERA, aproximándose de nuevo y dándole otro manazo al cofre de mi auto.
Suficiente.
El “jefe del jurídico de Seguridad Pública”, incumpliendo con el deber legal de disponer el arresto del atacante se dio la vuelta y gritó en dirección a “sus” elementos un “vámonos, es asunto de tránsito…” y todavía escuché que le gritó al agresor un “¡procede a consignarlo!”
Más de una hora de triste espectáculo. Mi hija con su inocencia de niña observando cómo es el comportamiento de los que deben velar por la seguridad de la población, y cuando por fin pude convencer a “Peña” de que si había algún elemento disponible, que este me acompañara a bordo de mi automóvil hasta las oficinas de Tránsito para lo conducente, de pasada por la escuela donde mi descendiente cursa el tercer año la reja ya estaba cerrada, teniendo que suplicar que le permitieran el acceso.
El acompañante resultó ser el “pareja” del energúmeno que provocó todo el desaguisado, quien me informó que estaba sobre la calle Hidalgo y que llegó al punto movido por la curiosidad ya que el tráfico “rebotaba hasta por el estadio”, viendo a la distancia parte del triste espectáculo. Este joven, el opuesto de ese que estimo que es un desequilibrado, me fue comentando que algunos “jefes se pasan” de abusivos, y que ojalá algún día él tuviera oportunidad de hacer un buen papel en la corporación para que la imagen de esta cambie en beneficio de la sociedad, etcétera. Sin embargo siempre eludió revelarme cómo se llama o hace llamar el tipejo que provocó esta bochornosa situación, lo cual infiero que hizo para evitar represalias en su contra.
Al llegar a las instalaciones de Tránsito y Vialidad Municipal se me solicitó que estacionara el auto frente a la entrada, y unos minutos después de que “conferenciaron” el ahora señalado “jefe” de tránsito y varios de sus compinches, porque no se les puede llamar de otra manera a esos cofrades, se me indicó que el director de la corporación quería hablar conmigo.
Fui llevado a la oficina en mención, donde Carlos Ortega Murguía me acusó hasta de lo que no. Sin atender a mi versión de cómo ocurrieron estos reprobables hechos, le ordenó al tipejo que me infraccionara, a lo que respondí que estaba de acuerdo si yo había cometido una infracción al reglamento de tránsito, pero como no era así que no tenía porqué haber sanción. Me dijo que los periodistas son unos prepotentes y comenzó un interrogatorio para terminar amenazándome con detener mi vehículo, o que escogiera yo qué prefería. Inerme, con el agresor de pie atrás de la silla donde yo estaba sentado frente al titular de la corporación, a sabiendas de las arbitrariedades de que son capaces y que al cabo del tiempo tal vez fuera yo a recibir, si bien me iba, solo un birlo a alguno de los corralones de particulares a donde llevan los automóviles, opté por lo práctico: una boleta de infracción que tuve que pagar casi instantáneamente, para “recuperar” una de mis herramientas de trabajo como también lo es mi automóvil.
Me sacaron del lugar para ordenarme que llevara mi automóvil hasta la parte de atrás del Teatro del Estado que han convertido en depósito de automóviles retenidos, y al regresar, de nuevo dentro de la oficina donde todavía estaba el energúmeno y loco el director de Tránsito y vialidad Municipal le dijo a este que le permitiera “un momento”, y entonces me confesó que mientras yo movía mi carro hasta el “estacionamiento” de atrás del Teatro del Estado, varios agentes de la corporación entraron a “su” oficina para comentarle que me conocían y que “el jefe” se “pasaba de yemas”. Pero aun así y al realizarle la observación en ese momento, no hizo nada este funcionario argumentando que ya estaba hecha la infracción por “circular en carril diferente al devido” (sic), y “falta de licencia de manejo”.
Al demandarle que me indicara cual es el nombre del individuo señalado y su cargo, tras señalarle el nombre que aparece en la boleta de infracción, volvió a negarse pero ante la insistencia finalmente y sin decir nada mas procedió a garrapatear en el reverso de la hoja de folio 232980 el nombre de Javier Ahumada.
Indignado por tanto abuso, y tras confirmar que la institución de Tránsito y vialidad si es una madriguera de malandrines donde la impunidad fortalece la relación entre cómplices, busqué entrevistarme con el Alcalde Ricardo Ahued Bardahuil y luego de tres intentos, finalmente el viernes a las 14 horas pude hablar con su secretario particular Arturo Chímal Gutiérrez, quien fue enfático al exteriorizarme que el munícipe habló temprano de ese día con el titular de la mencionada corporación municipalizada y que le ordenó que junto con un escrito bien fundamentado presentara ante la Contraloría municipal a quienes hubieran estado involucrados en las agresiones que denuncio. Al externarle mi incredulidad, Chímal Gutiérrez me sostuvo un “tú lo vas a ver que sí, yo te lo garantizo”, y me despidió.
Por la noche, vía telefónica me comuniqué con el director municipal de Tránsito y Vialidad para destacarle que deseaba saber el curso del asunto si eso era posible, respondiéndome en tono áspero que no estaba enterado de lo manifestado por el Alcalde --que el Secretario Chímal me afirmó que sí le ordenó el munícipe Ahued-- y que él no iba a hacer nada al respecto, cambiando a tono de burla para decirme que si yo tengo testigos, que presente una denuncia. Le dije que estaba desmintiendo lo que el Alcalde habría ordenado, reiterándome que nada hará, con lo cual terminé por caer en la cuenta de que la agresión sufrida no fue casual, y que el funcionario en cuestión también es un corrupto.
A las 14:30 de este lunes, por teléfono conversé de nuevo con Arturo Chímal Gutiérrez, el Secretario del Alcalde Ricardo Ahued Bardahuil, quien me aseguró que durante la mañana hubo una reunión con la Contralora Municipal, Patricia Ortega Pardo, donde se abordó este asunto. Pero tengo sospechas fundadas de que podría acaecer otro más de los casos de impunidad que mantienen de rodillas a la sociedad, ante estos patanes con “fuero”.

C. AGENTE DEL MINISTERIO PÚBLICO INVESTIGADOR EN TURNO, de lo narrado en líneas precedentes, además de las graves ofensas en mi contra se desprende la comisión de numerosos delitos que le solicito indague para allegarse las pruebas necesarias, realizando todas y cada una de las diligencias hasta el debido esclarecimiento de los hechos, donde habrán de deslindarse responsabilidades y determinar la acción penal correspondiente.
• En ese tenor respetuosamente le pido que cite a declarar al sujeto que ahora se que ostenta el cargo de “RC”, con decenas de elementos a su mando en Tránsito y Vialidad Municipal en esta demarcación, y que responde al nombre de Javier Ahumada.

• También solicito que a este pillo le sean practicados exámenes toxicológicos y todos aquellos que permitan por especialistas determinar cuál es su grado de peligrosidad y su salud mental. Pues indistintamente de que cometió en mi agravio los antisociales de abuso de autoridad, incumplimiento del deber legal, intimidación, daños, daño moral, ejercicio indebido del servicio público, suplantación de funciones, y los que resulten, no es posible que tenga a su cargo decenas de elementos de una corporación. ¿Estos demonios son los garantes de la seguridad pública de los veracruzanos?

• Que se declare al titular de Tránsito y Vialidad Municipal para que explique porqué tuvo que mediar tanta insistencia de mi parte para que revelara el nombre del sujeto Javier Ahumada, a quien evidentemente protege, y en torno a lo demás que he narrado en líneas precedentes sobre su censurable actuación.

• Que se declare ante esta autoridad a todos los elementos policíacos incluido el tipejo que identificaron como “jefe del jurídico de Seguridad Pública”, quienes en un alarde de fuerza tanto numérica como del uniforme, intentaron bajarme de mi automóvil para subirme a una patrulla, esposado, como si fuera un delincuente de alta peligrosidad, en tanto que los verdaderos criminales, todo el mundo sabe que se ocultan en un uniforme o en un cargo gubernamental para que el hampa opere a sus anchas.

• Que deponga ante esta autoridad y sea interrogado exhaustivamente el elemento al que llaman “Peña”, que a la hora mencionada se hallaba en ese crucero y que refiero en líneas anteriores. Así como todos a quienes les resulte cita.

• Que se realice un examen grafoscópico al original de la boleta de infracción número 232980, para conocer a quien pertenece la letra y presunta firma que la calza.

• Reservándome el derecho de aportar mas elementos de prueba, así como de indicar algunos de los cientos de testigos que presenciaron la monstruosa agresión narrada, como lo son entre tantos mas los periodistas Quirino Moreno Quiza y Gaudencio García Rivera, le solicito que me tenga por presentado en los términos de este escrito como agraviado y denunciante. Y que se tome en cuenta que no solo se me ha ofendido como persona, sino que esto va mucho mas allá de lo aparente, por lo cual exijo una investigación profunda a fin de determinar, además, si los individuos que refiero --de los cuales no conozco sus nombres ya que se negaron a identificarse, incumpliendo con un deber legal y abusando de la pretendida autoridad que les confiere un cargo si es que son “servidores públicos”, pero cuya identidad debe constar en los registros oficiales-- han participado en otras agresiones contra comunicadores.

Por mi parte, al cabo del tiempo he denunciado en otros tantos expedientes ministeriales una serie de agresiones y atentados en los que incluso mi vida ha estado en grave riesgo, así como también ahora mi familia ya corre peligro.
A t e n t a m e n t e
Jalapa-Enríquez, Veracruz; lunes 29 de Enero del 2007
____________________________
MARTÍN SERRANO HERRERA
Ccp / Lic. Fidel Herrera Beltrán, Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz, para su conocimiento e intervención correspondiente
Ccp / Lic. Susana Torres Hernández, Contralora General del Gobierno del Estado de Veracruz, para su conocimiento e intervención correspondiente
Ccp / Lic. Juan de Dios Castro Lozano, Sub procurador de Derechos Humanos, Atención a Víctimas y Servicios a la Comunidad de la PGR, para su conocimiento e intervención
Ccp / Lic. Luis Raúl González Pérez, Director General del Programa de Agravios a Periodistas de la CNDH, para su conocimiento e intervención
Ccp / Lic. Nohemí Quirasco Hernández, Presidenta de la CEDH-Veracruz, para su conocimiento e intervención correspondiente
Ccp / Lic. Patricia Ortega Pardo, Contralora interna del Ayuntamiento de Jalapa, Veracruz, para su conocimiento e intervención
Ccp / Medios de comunicación, periodistas y ONG’s


















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