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A los Presidentes…
Felipe Calderón Hinojosa y
Barak Obama

Por Reynaldo Castro Melgarejo
19 de Mayo de 2010



Señores Presidentes.

Respetuosamente me dirijo a ustedes, en el desarrollo de su encuentro bilateral, para pedirles que no renuncien a su responsabilidad histórica, de tomar decisiones que se traduzcan en verdaderas soluciones a problemas de corrupción y adicciones. Porque son ustedes quienes realmente tienen en sus manos la importante e histórica capacidad de tomar decisiones que pueden y deben cambiar la forma de tratar los graves problemas de las adicciones en millones de adultos, jóvenes y niños.

Ustedes que tienen hijas e hijos pequeños, por favor deténganse. La Historia no los absolverá.

La peor de las adicciones (con sus respetables excepciones), es la adicción a la corrupción: de políticos, empresarios, gobernantes y otros actores de la vida pública y privada, que evaden su responsabilidad de rendir cuentas con transparencia en el origen y destino de los recursos privados y públicos, que utilizan para lograr sus ambiciones legítimas y, ya como funcionarios, cuando ejercen el Poder Público. Ejemplos sobran, en ambos países: en lo financiero, en los derrames de petróleo, en la explotación de petróleo, en la producción de energía, en programas sociales y en tantos y tantos temas.

Todo lo que no hagan por combatir preventivamente la corrupción en sus países y en corresponsabilidad entre ambos gobiernos, para combatir el consumo de drogas en sus países y en los cinco continentes, impactará en el trasiego y crecientes volúmenes de droga y problemas de inseguridad para la población de todas las edades de ambos lados de las fronteras; para los de ahora y de las próximas generaciones.

Porque lo valoro un serio esfuerzo de acopiar información valiosa, sobre las adicciones, en las fuentes a nuestro alcance, quiero compartirles la información presentada por el prestigiado columnista mexicano Leopoldo Mendivil, en La Crónica de Hoy, en noviembre de 2008, (18,19,20y21) mediante cuatro entregas, en las cuales, nos ha alertado de los graves riesgos que representan para los jóvenes y niños, de hoy de mañana, el crecimiento de la drogadicción y el domino de la corrupción.

Los tamaños del monstruo...(I)

ESTIMAD@ LECTOR@:

Las siguientes líneas, más las que le entregaré entre hoy y el viernes, son para leer, guardar y volver a leer hasta memorizarlas, más aún si usted tiene hijos.

Jamás había leído una descripción más terrorífica sobre el universo de la drogadicción que el profundamente documentado reportaje denominado Estados Unidos y Europa: los gigantes (enfermos) de la droga, del colega periodista venezolano Hernán Carrera para la Agencia Bolivariana de Noticias, con sede en Caracas. Si a usted le interesa su futuro y el que le rodea, léalo; le aseguro que le provocará náuseas, pero agradecerá a su autor haberlo escrito:
“Caracas, ABN.-
Las estadísticas son implacables:
• Cinco mil estadounidenses se suman cada día a la adicción de cocaína.
• En un millón aumentó el número de europeos consumidores de ese polvo entre 2006 y 2007.

Mucho más extensos son allí los números de la mariguana; más letales los de la heroína; más desesperanzadores los de las nuevas sustancias sintéticas.

“La droga es en el primer mundo un problema de salud pública, sólo que no la combaten médicos ni se le batalla en hospitales. Tras 40 años de fracaso en esa endemia el diagnóstico es claro, pero el tratamiento sigue siendo el mismo: Se fuma en Nueva York, se inyecta en Londres, se traga en Berlín. Los estertores..., que los ponga el Tercer Mundo.

“En una escena memorable de Réquiem por un Sueño (Darren Aronofsky, 2000), película memorable como pocas, Harry, un chico veinteañero clava la heroína y la hipodérmica en una vena que ya no es vena, sino cráter. Atrás han quedado sus sueños; y la chica de sus sueños; y la vida; y la dignidad. Atrás ha quedado todo y sólo resta la abyección.

“En el mundo hay cuando menos 12 millones de Harrys, según el comedido saber de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito —ONUDC—. Vale decir, 12 millones de jóvenes —no demasiado, tampoco muy mayores; de hombres y mujeres en edad laboral estamos hablando— que, tan simple como esto, no pueden vivir sin esa aguja. No pueden trabajar. No pueden estudiar. No pueden amar ni soñar futuros. No pueden respirar sin la sustancia que carcome sus cuerpos y sus almas y les roba todo aliento.

“La heroína es quizá la droga más letal de todas: la de adicción más sangrientamente irrenunciable. La que más decididamente acaba con la salud y más férreamente domina voluntades. Pero no es la única. Unos 16.5 millones de Harrys completan el consumo regular de opiáceos en sus restantes variedades (además de aquélla, opio y morfina, principalmente); 16 millones más inhalan cocaína; 33.7 millones toman éxtasis y anfetaminas en tabletas; 165.6 millones fuman mariguana: 232 millones de personas están en manos de las llamadas drogas ilícitas o, si se quiere decir menos patética y más comercialmente, constituyen su mercado. Sin contar, claro, los “segmentos” de alucinógenos y solventes, o inhalantes, y otras yerbas.

“Representan esas personas entre 5 y 6 por ciento de la población mundial mayor de 15 años y menor de 64, que es el universo aquí contemplado por las estadísticas de la ONU. Los niños de 12 o 13, al parecer, son asunto de sus padres; los ‘tercera edad’ o ancianos, ya se sabe, no lo son de nadie.

“Las cifras de la droga, en cualquier modo, han de manejarse con reservas: son estimaciones en el mejor de los casos —y éste de la ONUDC podría serlo— basadas, a su vez, en estimaciones de otras cosas: de la producción, de las incautaciones, del número de quienes un día, por convicción o desesperación, acceden a un centro médico especializado en busca de desintoxicación. Cada una de esas cosas, además, como proporción de un todo tan sospechado pero desconocido como el origen o la cuantía de los agujeros negros en el espacio sideral.

“Se puede así pensar, por ejemplo, que ese porcentaje ha sido inflado por los intereses políticos y económicos que, como en toda guerra hay; también y por supuesto en la que hoy se despliega a escala planetaria contra el narcotráfico. O, por el contrario, que ha sido disminuido para esconder el fracaso —rotundo, por lo demás— en una contienda que dura ya más de 40 años y agota recursos imparables.

“Sea como sea, una cosa es obvia: se trata de un problema de salud pública que por una vez en la historia se concentra no en los países más depauperados y sanitariamente atrasados, sino en los de mayor desarrollo y más alto estándar de vida. A la droga le gusta el dinero.

“Y esos son los que lo admiten; los que no temen confesar ante un encuestador desconocido la posibilidad de una adicción que, más allá de éticas, es socialmente penalizada y fácilmente deriva en castigos varios: ser fichado por la policía, perder la beca o el empleo, pagar años de cárcel. En este último caso, además, y hasta el año pasado —el que corresponde a las encuestas—, con una misma sentencia por la posesión de cinco gramos de crack que de medio kilo de cocaína...”
Hasta aquí esta primera parte, pero le aseguro que lo que sigue será crecientemente peor...
(Continúa)

Los tamaños del monstruo (II)

ESTIMAD@ LECTOR@

Ayer le dije que día con día cinco mil estadounidenses se integran al mundo de la drogadicción, según datos del colega venezolano Hernán Carrera, en el reportaje denominado Estados Unidos y Europa: los gigantes (enfermos) de la droga, que escribió para la Agencia Bolivariana de Noticias, con sede en Caracas.

Pero si ese, entre otros datos consignados en la primera parte de este reportaje, le parecieron de escándalo créalo, apenas comenzaba el tétrico espectáculo. Prosiga si lo quiere comprobar:

“En Myanmar, donde anualmente se cultivan 27 mil hectáreas de amapola, hay cuatro consumidores de heroína por cada mil personas; en Estonia, uno de los más pequeños socios europeos de la OTAN, hay 15, y nueve en la Gran Bretaña. En Colombia, primer productor mundial de cocaína, ocho de cada mil personas inhalan el polvo con regularidad; en Estados Unidos y en España lo hacen tres de cada cien. En México, cuna si no de la marihuana al menos de su fama, 3.3 por ciento de la población fuma porros; en Italia esa fruición adictiva llega a los pulmones del 11.2 por ciento de la población, en los Estados Unidos al 12.2 y en Canadá al 17 por ciento.

“El consumo de drogas es, por larga ‘ventaja’, un problema del primer mundo. El muy voluminoso Informe Mundial de Drogas que año tras año presenta la ONUDC, intenta ocultar esa ineludible conclusión, o al menos la dispersa en sus decenas de cuadros estadísticos. Pero basta entresacar de allí mismo algunos datos y sumar. Si se colocan uno tras otro en Estados Unidos, por ejemplo, a los consumidores de las cinco principales sustancias ilícitas -opiáceos, coca, marihuana, anfetaminas, éxtasis-, esa suma arrojará para 2007 un resultado sin duda alarmante: 18.4 por ciento de los estadounidenses, casi uno de cada cinco, consumieron alguna de ellas en el mes previo a las encuestas: son parte, pues, de los efectiva o potencialmente adictos.

“Y esos son los que lo admiten; los que no temen confesar ante un encuestador desconocido la posibilidad de una adicción que, más allá de éticas, es socialmente penalizada y fácilmente deriva en castigos varios: ser fichado por la policía, perder la beca o el empleo, pagar años de cárcel. En este último caso, además, y hasta el año pasado -el que corresponde a las encuestas-, con una misma sentencia por la posesión de cinco gramos de crack que de medio kilo de cocaína.

“Si las cifras de la ONUDC parecen altas, conviene prestar atención a otras voces antes de dar por encendidas todas las alarmas. El estudio Hallazgos de los Sondeos Mundiales de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (disponible en http://medicine.plosjournals.org) indica, después de pasar revista a 17 países, que el número de los estadounidenses que declaran haber probado cocaína al menos una vez en su vida triplica el de cualquier otra nación: 16.2 por ciento. Los que alguna vez han fumado marihuana representan allí -entre los mayores de 15 y menores de 64- el 42.4 por ciento de la población en ese segmento: 78.5 millones, en números redondos.

“El Departamento de Justicia de los Estados Unidos ahonda en esos datos (ver www.ojp.usdoj.gov/) y resalta su incidencia entre los más jóvenes: En 2006, durante los 30 días previos a la encuesta Monitoreando el Futuro, 16.7 por ciento de los estudiantes de secundaria fumaron marihuana, y 4.3 por ciento lo hizo diariamente.

“En comparación con las cifras de 1992, esos porcentajes pasaron de 12 a 18 por ciento entre estudiantes de undécimo y duodécimo grados; de 8 a 14 por ciento entre los de décimo y de 4 a 7 por ciento entre los de octavo. El uso de cocaína fue admitido por 8.5 por ciento de ellos, y el de heroína, por 14 por ciento.

“En diciembre de 2007, una encuesta de la Universidad de Michigan estremeció las primeras páginas de los diarios norteamericanos: A la pregunta de qué tan fácil o difícil les resultaba conseguir drogas, los estudiantes de undécimo y duodécimo grados respondieron con un ‘muy fácil’ en 83.9 por ciento de los casos para la marihuana. Lo mismo respondió el 49.6 por ciento para las anfetaminas, 47.1 por ciento para la cocaína, 41.7 por ciento para los barbitúricos, 37.5 por ciento para el crack y 29.7 por ciento para la heroína. De un alucinógeno tan olvidado y supuestamente descontinuado como el LSD, 28.7 por ciento afirmaron poder obtenerlo en un día o en cuestión de horas. Entre los estudiantes de noveno a duodécimo grados (bachillerato), uno de cada cuatro -25 por ciento- reportó haber recibido alguna oferta espontánea de drogas, en venta o gratuitamente, dentro de las instalaciones escolares.

“No son cifras de Harlem o del gigantesco gueto hispano de Los Ángeles. Son estadísticas que cubren todo el territorio estadounidense. Y señalan, entonces, que entre los mayores de 12 son no 78.5 millones, sino 112 millones de personas las que regular u ocasionalmente, una única vez o muchas, han consumido drogas. Cuatro de cada diez.

“Todo esto ahí, en el país que quiere dictar pautas morales al mundo…”

Y todo ese mercado estaría amenazado por la guerra de México contra la parte sustancial de las drogas que desde aquí lo abastecen. ¡¿Cómo no estar inundados de armas de todas clases y calibres..?!

Los tamaños del monstruo (III)


ESTIMAD@ LECTOR@

En los Estados Unidos, uno de cada cuatro estudiantes de bachillerato “ha recibido alguna oferta espontánea de drogas, en venta o gratuitamente, dentro de las instalaciones escolares”, y “112 millones de personas (más de la tercera parte de la población), regular u ocasionalmente, una única vez o muchas, han consumido drogas”.

Así lo establece el periodista venezolano Hernán Carrera en su reportaje Estados Unidos y Europa: los gigantes (enfermos) de la droga, distribuido por la Agencia Bolivariana de Noticias que este espacio le viene entregando. Y antes de llegar al tema de los dólares y los centavos, así como de los euros y los céntimos, sobre el viejo mundo Carrera consigna lo siguiente:

Entre los estudiantes de noveno a duodécimo grados, uno de cada cuatro –25 por ciento– reportó haber recibido alguna oferta espontánea de drogas, en venta o gratuitamente, dentro de las instalaciones escolares.

“No muy distintas, aunque algo menores, son las estadísticas que muestra Europa. Más riguroso que su equivalente de la ONU –o menos cuidadoso o menos hábil en difuminar las ineludibles conclusiones–, el informe anual 2007 del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) señala que uno de cada cinco adultos de esa parte del mundo –70 millones, sobre un universo de 350– ha consumido o consume derivados del cannabis: mariguana o hachís. En los 12 meses previos al estudio los fumaron 23 millones; en los 30 días anteriores, 13 millones.

“Cocaína han inhalado o inhalan –o toman, o se inyectan– 12 millones de europeos adultos. Cerca de 4.5 millones lo hicieron en el último año; dos millones en el último mes. Siguen las anfetaminas con 12 millones de seres que la han probado alguna vez; dos millones de ellos las tomaron en 2007, un millón en los 30 días precedentes. Luego, éxtasis: 9.5 millones, tres millones en el año anterior, un millón en las últimas cuatro semanas.

“Las cifras del opio, cuyos principales productos de mercado son la heroína y la morfina, se incluyen en Europa dentro del rango de ‘consumo problemático’, aquél que amenaza directamente –y rápidamente– la existencia misma del consumidor. Se manejan por eso con especial cuidado, sin aventurar o inventar números que en realidad nadie conoce. Con base en su incidencia sobre el total de muertes por intoxicación aguda –siete por ciento de siete mil 500 casos en 2004– y en la cantidad real de opiómanos que han recibido tratamientos de sustitución –585 mil en 2005–, se calcula que entre uno y ocho adultos de cada mil son víctimas de estas sustancias, particularmente despiadadas: de 350 mil a 2.8 millones de personas. Parecen paradójicamente pocas, pero hay que recordar que la expectativa de vida de un heroinómano es corta. Y, sin embargo, tan sólo en Italia se estima un crecimiento de 30 mil nuevos adictos al año.

“A grandes rasgos, entonces, uno de cada tres europeos –106.3 millones, 30.37 por ciento del grupo de 15 a 64 años– ha consumido drogas. Uno de cada 10 –35.3 millones– puede en principio ser considerado drogadicto.

“Ahí, en el continente de las férreas directivas contra la inmigración indeseable…”.

Así pues, el periodista venezolano entra al tema de los costos de la drogadicción en los Estados Unidos y Europa:

“La ONUDC y la OEDT son, qué duda cabe, organismos pragmáticos y no iglesias: a la droga la llaman enfermedad mental, pero en su costo social no se contabilizan ni psiques ni almas. Tampoco sueños truncados ni cuerpos despedazados. El millón de ciudadanos europeos contagiados de hepatitis C por consumo intravenoso de drogas, o los tres mil 500 seropositivos que cada año se suman al sida por esa misma causa cuentan como gasto en camas hospitalarias y no como agonías. De los 600 mil heroinómanos de Estados Unidos se saca una cuenta clara: con un precio al menudeo de 10 dólares por dosis (hasta 250 mil costaba allí un kilo de heroína en 2001), cada uno de ellos necesita entre 150 y 200 dólares diarios para cubrir su adicción, que es como mantenerse con vida. ¿Quién suministrará ese dinero?

“En Europa como en Estados Unidos, los índices de mortalidad y morbilidad en los adictos superan considerablemente –hasta 10 veces– los de la población en general.

“En ambos territorios, la droga es una endemia que amenaza las vidas y el bienestar físico de inmensas minorías y que para la salud mental de la sociedad, como un todo, no es mera amenaza sino problema real e inmediato.

“Las estrategias de contención, sin embargo, parecieran a primera vista ser distintas.

“Las políticas europeas contemplan, como asunto de interés publico, una amplia variedad de programas de prevención y rehabilitación.

“En no pocos países abarcan, incluso, planes de reinserción social. A reducir la oferta y la demanda dedican cada año, en conjunto, de 13 mil a 36 mil millones de euros... Para ese mismo fin se invierten, tan sólo en programas de cooperación con otros países, más de 750 millones de euros. Y, sin embargo, esa inmensa suma de dinero representa apenas entre el 0.12 y el 0.33 por ciento del producto interno bruto (PIB) de la Comunidad Europea. Añádase un dato más: de ese monto, hasta un 77 por ciento se va en ‘actividades relacionadas con los cuerpos y fuerzas de seguridad’”.

No, no son tan distintas las estrategias de Europa y de Estados Unidos.

Vayamos, pues, a los costos de atención –o combate, aclaremos…– al problema de la drogadicción de nuestro vecino, el principal consumidor mundial de drogas…

Los tamaños del monstruo (final)

ESTIMAD@ LECTOR@:

Ayer aquí consigné el gasto anual más alto efectuado por los países europeos en programas de prevención y rehabilitación por el consumo de drogas de su población, cifras máximas promedio de 36 mil millones de euros anuales, equivalentes a 610 mil 495 millones 200 mil pesos, a precios de ayer.
Hoy le entrego lo siguiente:

“... En Estados Unidos, el país de las estadísticas y el Récord Guinness se ha calculado en 160 millardos de dólares el costo social de las drogas durante el ya lejano año 2000”... O sea, dos billones (dos millones de millones en el uso europeo y latinoamericano) 168 mil 400 millones de pesos, al cierre de ayer.
Así lo consigna en el final de su reportaje Estados Unidos y Europa: los gigantes (enfermos) de la droga, el periodista venezolano Hernán Carrera, que he reproducido para usted en el curso de esta semana. Carrera finaliza esta terrible historia de debacle social así:

“... La DEA, que aporta el dato, abunda en detalles de ese gasto (véase www.usdoj.gov/dea/): en ese año, por causas asociadas a las adicciones se produjeron 600 mil emergencias hospitalarias. Los costos para el sistema de salud estuvieron alrededor de los 15 mil millones de dólares.

En el ámbito laboral, otros 110 mil millones (un billón 490 mil 500 millones de pesos, aproximadamente, en el uso europeo y latinoamericano) se fueron en pérdidas de productividad.

“¿Mucho dinero? Sí, para cualquier otra economía.

“En 1998, año en que 300 mil estadounidenses nacieron ya adictos a la cocaína (www.drug-rehabs.org), sus compatriotas consumieron... 67 mil millones de dólares.

Cuatro años después, en 2002, el gasto del gobierno nacional en la lucha interna contra esta endemia —pandemia, tal vez mejor llamarla— fue la tercera parte de lo fumado y bebido e inyectado: 19 mil millones. De esos, se duele la DEA, apenas 1.6 mil millones para sus filas.

“Cuatro años antes —cuatro presupuestos, cuatro inflaciones atrás—, al sólo Plan Colombia se le asignaban 1.3 mil millones de dólares.

“Preguntas:
“¿Qué tan grave, qué tan serio es el problema de la drogadicción en Estados Unidos y en Europa?

“La pregunta no es retórica: para el reputadísimo primer mundo, para sus presidentes, sus congresos, sus policías, sus vetustos reyes y reyezuelos ¿qué tan preocupante es este asunto?
“Humanismos aparte, moralismos aparte, fueron 400 los fallecimientos sin duda alguna provocados por la cocaína durante 2007 en toda Europa.

En Estados Unidos, la droga no se menciona siquiera entre las 10 primeras causas de muerte. Aparece, bastante más atrás, como cuarta entre las causas accidentales, después de incidentes automotores y no automotores y caídas. En 2002 fueron 12 mil 757 decesos.

“¿Le preocupa en verdad al neoliberalismo —salvaje o no— que sus ciudadanos se queden sin mucosa nasal, que se les caigan las narices, que se les calcifiquen las venas, que se deshidraten y les den paros coronarios y mueran —a veces— como perros en un hospital o en un centro de atención especial? ¿Le quita en verdad el sueño que evadan así la realidad, que se exilien del desempleo y el vacío existencial y tantas veces la miseria —también la miseria— para refugiarse en paraísos de humo y de polvo y de tableta y de líquido infernal?

“Se señala en el Informe 2007 de la OEDT:

‘En la mayoría de los países europeos, la cannabis continúa siendo la droga ilegal que más aparece mencionada en las infracciones a la legislación antidroga.

En los países en que este es el caso, los delitos relacionados con la cannabis, cometidos en 2005, representaron entre el 42 y el 74 por ciento de todas las infracciones a la legislación antidroga (...) La cannabis es la droga más comúnmente utilizada en delitos de consumo o posesión de drogas para su consumo.

No obstante, la proporción de delitos relativos al consumo de cannabis ha ido descendiendo desde 2000 (...) en la mayoría de los países que han proporcionado datos. Esto podría indicar que los cuerpos y fuerzas de seguridad de estos países persiguen con menos vehemencia la cannabis que otras drogas’.

“La cannabis, la mariguana, es por mucho, por millones de usuarios o consumidores, la droga más extendida en todo el primer mundo.

“Pero claro, esa yerba se siembra y crece en casa, no (ya) en lejanos campos tercermundistas, tan decididamente aptos para la hecatombe y los estertores. Para la guerra.
“Respuestas:

“La respuesta a las interrogantes anteriores parece ser evidente. Recuérdese: de los 36 mil millones de euros de la lucha antidrogas en el Viejo Continente, 27.7 se van en represión.

Para el resto —campañas publicitarias, eventos, encuestas, burocracia (los expertos que redactan estos magníficos informes) y, se supone, también salud— quedan entonces 8.3 mil millones. Si se quieren respuestas más que evidentes, precísese entonces: 0.051 por ciento del PIB: 50 céntimos de cada mil euros.

“Esa respuesta sería todavía más contundente si se pudieran conocer y sumar —realidad inmensurable— los presupuestos secretos y no secretos que Estados Unidos dedica tan sólo a la intervención armada, policial o militar en los países productores de coca y opio, para luego compararlos con el gasto real en atención médica a, pongamos nada más, sus drogados estudiantes de secundaria o preparatoria.

“En las escenas finales de Réquiem por un Sueño, Harry aúlla en prisión los síndromes de la abstinencia de heroína. Su bellísima novia, su chica de los sueños, se prostituye colectiva y revulsivamente por un pinchazo. Y su madre, su modesta y ama-de-casa madre se psicotiza en esa otra adicción, esa otra nota, ese otro viaje de las anfetaminas para adelgazar y ser hermosa y salir en TV.

“Eso, eso es en verdad la droga: una enfermedad que borra la realidad de la que se pretende huir, aunque sólo para instalar otra peor. Una enfermedad que tiene sus cañones y su carne de cañón. Una enfermedad muy útil. Para ellos: los dueños del primer mundo.
“Y del tercero también”.

Estos son, pues, los tamaños del monstruo que México intenta contener...

lmendivil@delfos.com.mx,
lmendivil@delfos.com.mx, m760531@hotmail.com

Hasta aquí, la información que ayuda a dimensionar el muy grave problema de las adicciones, que es agravado por la adicción a la corrupción. Ojala ustedes dimensionen preventiva y correctamente las soluciones.

VEREMOS…


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