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Del recuento de los votos al Recuento de los Daños
¿En cuanto tiempo empiezan las movilizaciones en todo el país?
Felipe se tambalea



Segun Lorenzo Córdoba Vianello, Investigador del Instituto deInvestigaciones Jurídicas de la UNAM en su articulo de este domingo en El Universal titulado “El recuento de los votos quien gana?:

“La coalición de AMLO da un paso adelante con la decisión del Tribunal Electoral, pero insiste en el ´todo o nada´. Las casi 12 mil casillas a revisar son una muestra suficientemente amplia para poder evidenciar si hubo manipulación de actas

“La sesión de ayer del Tribunal Electoral reviste una trascendencia fundamental en el desarrollo del proceso electoral para renovar la Presidencia de la República. En ella los siete magistrados que integran la Sala Superior determinaron por unanimidad rechazar la petición de la coalición Por el Bien de Todos de hacer un recuento generalizado de los votos emitidos el 2 de julio. Sin embargo, también de manera unánime determinaron realizar un recuento parcial de votos mediante el cual nuevamente serán escrutados y computados los sufragios de 11 mil 839 casillas de 149 distritos electorales en 26 estados.

El argumento fundamental para rechazar el recuento de los votos de la totalidad de las casillas es que la coalición no impugnó la totalidad de los 300 distritos, sino sólo 230. Por ello, la Sala Superior consideró que para poder demandar uno generalizado debía haberse solicitado el recuento en cada uno de los distritos, dado que los juicios de inconformidad sirven para impugnar de manera individual los cómputos realizados por los consejos distritales del IFE.

Desestimada la solicitud anterior, el tribunal procedió con el análisis de la petición de ordenar el recuento de aquellas casillas que específicamente fueron señaladas por la coalición en los 230 juicios de inconformidad presentados. Ese número de casillas ascendió a un total de 40 mil 880. Al respecto, los magistrados hicieron un análisis de las cuatro hipótesis que la ley electoral prevé como causas para proceder a la apertura de los paquetes y al nuevo recuento de los votos durante los cómputos distritales: 1) la no coincidencia de los datos asentados en las actas de las casillas; 2) la existencia de alteraciones evidentes en las actas; 3) la falta del acta correspondiente en el paquete; y 4) la existencia de errores evidentes en las actas. Estos cuatro supuestos, de verificarse, debieron haber llevado en su momento a los consejos distritales a realizar un nuevo conteo de los votos. A juicio del tribunal, esto no ocurrió en un número considerable de casos en los que ese recuento era procedente, razón por la cual ahora, atendiendo parcialmente el reclamo de la coalición que postula a López Obrador, ordena se realice ese nuevo escrutinio.

El número de casillas cuyos votos deben contarse nuevamente asciende en su conjunto, como se mencionaba, a 11 mil 839. Esa cifra es el resultado del análisis individualizado que cada magistrado realizó de los juicios presentados por la coalición que le corresponde analizar (la cifra de casillas que cada magistrado propuso recontar es la siguiente: Leonel Castillo, mil 449; Eloy Fuentes, mil 612; Alejandro Luna Ramos, mil 250; Alfonsina Navarro, 2 mil 162; Fernando Ojesto, mil 295; Jesús Orozco, mil 533, y Mauro Reyes, 2 mil 538).

Ese recuento, tal como lo determinó el tribunal, deberá realizarse en los 149 consejos distritales involucrados bajo la dirección de un funcionario judicial que conducirá el recuento y dará fe del mismo. Participarán además los presidentes y secretarios de los consejos, auxiliados por los funcionarios que para el efecto designen, y estará presente, además, un representante de cada partido político. No serán sesiones públicas y se realizarán en un plazo que va del 9 al 14 de agosto próximo.

De esta manera, y siguiendo un procedimiento específico que fue detallado por el propio tribunal, se dará cauce a la demanda del recuento parcial presentada por la coalición.

Las reacciones no se hicieron esperar: por un lado, en voz de Andrés Manuel López Obrador, la coalición rechazó ese recuento parcial e insistió de nuevo en el cómputo total (”Seguiremos con nuestra resistencia pacífica hasta que los magistrados rectifiquen”, dijo por la tarde en el zócalo). El PAN, por el contrario consideró la decisión como correcta. Paradójicamente, quien gana con esta decisión del tribunal es precisamente la coalición Por el Bien de Todos, aunque la corta mira de sus dirigentes no les permita verlo. Veamos brevemente por qué:

Las casillas que la coalición señaló concretamente son aquellas en las que, según ellos, ocurrieron irregularidades en su perjuicio (no es casual que no se haya demandado el recuento en ninguna casilla en Tabasco), y éstas suman, como dijimos, un poco más de 40 mil. De ésas el tribunal ordenó el recuento en casi 12 mil casillas, que representan más del 9% del total de mesas de votación instaladas en el país y casi la tercera parte de las que fueron específicamente señaladas por la coalición. Es decir, se trata de un universo suficientemente amplio para poder evidenciar si la manipulación de las cifras asentadas en las actas que la coalición está denunciando efectivamente ocurrió o si, por el contrario, su acusación central carece de fundamento.

Además no hay que olvidar que si de ese recuento efectivamente se descubriera que, más allá de los errores de cómputo normales (y que por definición son aleatorios y no benefician o perjudican a un partido en particular), existe un sesgo sistemático en contra de un candidato, el Tribunal Electoral cuenta con atribuciones legales suficientes para ordenar que se prosiga con el recuento en otras casillas hasta generar plena certidumbre en relación con la voluntad que los ciudadanos manifestamos en las urnas.

Es lamentable que el discurso de “todo o nada” en el que se ha instalado López Obrador le impida ver los efectos positivos para su causa que implica la resolución de ayer del tribunal y que, en cambio, le regale en charola de plata al PAN una decisión que abierta o veladamente había venido rechazando.

Poco probable es para la mayoría de los mexicanos, que la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, logre armonizar las diferencias extremas en muchos casos, algunos cientos de miles entre familias, por la democracia secuestrada en que vivimos.

La crónica de nuestra paisana Rosa Elvira Vargas, en las páginas de La Jornada este domingo, dan muestra de las expresiones de rabia y decepción, de desaliento y furia entre los seguidores de AMLO; pero es evidente que en las casas de los panistas, el miedo a llegar a un Poder que sobreviene de tanta irritación y rechazo les causará más complicaciónes en el ejercicio de las responsabilidades pubilicas que implica ese espacio de Poder.

Así titula nuestra paisana su nota: “En pocas horas la frustración devino grito combativo y ánimos renovados” .

“Repuesta del impacto, la gente se enjugó las lágrimas y por la tarde su frustración ya era grito combativo y espíritu renovado, juramentos y consignas: “¡Si no hay solución, habrá revolución!'’, gritó una multitud enardecida. “¡Magistrados lamebotas'’, maldijeron también. Y, sobre to-do, largo, muy largo fue el aferramiento a una certeza: “¡Fraude, fraude, fraude!”
Con el puño cerrado gritaron a Andrés Manuel López Obrador: “¡No estás solo!'’; y cuando éste alertaba de los empeños y riesgos de que se imponga en la Presidencia de la República un proyecto político de derecha, la crispación era evidente: “¡No pasarán, no pasarán!”

Habían llegado preparados y dispuestos a todo. Y así, cuando el candidato presidencial afirmó que la negativa de los magistrados a la apertura de todas las casillas para realizar el recuento de voto por voto es una prueba de que él ganó las elecciones, reaccionaron prestos: “¡Presidente, presidente!”

Se les había caído el último refugio de confianza institucional. Su apuesta de que la suma de pruebas, la movilización y la resistencia civil persuadirían de la justeza de su planteamiento al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se estrelló en la inconmovible determinación expuesta, debatida y votada en dos horas. Sólo se abrirán 11 mil 839 casillas. No más. No habrá voto por voto.

La Plaza de la Constitución era ayer por la tarde una romería, donde los campamentos robaron espacio a la gente que quería oír a López Obrador, saber qué sigue, recibir instrucciones. Por eso cada cual buscó un lugar y se acomodó dónde pudo. Muchos iban provistos de las nuevas pancartas: “A ver: esos magistradillos no se hagan pendejos, falta 90 por ciento'’, se leía en una.

Los más persistentes aguantaron estoicos el chaparrón que se vino después de las 17 horas. Para no perder su lugar en el frente se guarecieron bajo frágiles paraguas y mangas de hule que poco ayudaban ante la intensidad de la lluvia.

Sin embargo, en las horas de incertidumbre, transcurridas desde la decisión del TEPJF y el momento en que el candidato hizo su puntual aparición, sus seguidores no se desmovilizaron.

Mantuvieron su animada kermés política en los campamentos. El programa del día se cumplía, preciso, aunque la discusión se tornaba intensa y apasionada. La denuncia se oía en cada carpa y la gente se detenía también donde unos chavos, Los primos, mostraban sus habilidades acrobáticas en el break dance.

Nuevas consignas

En las calles de Madero, 16 de Septiembre, 5 de Mayo y todas las que circundan al Zócalo, los restaurantes, fondas y demás lugares de comida rápida la gente guardaba turno. Desmentían así a quienes se desgarran las vestiduras contabilizando las pérdidas económicas que genera la instalación de campamentos.

Cuando Jesusa Rodríguez salió para hablar, la gente ya estaba prendida. La indignación por el revés propinado por el TEPJF se había tornado decisión, y ésta llevaba, en muchos casos, su dosis de chunga. En cuanto la vio aparecer, un hombre empezó a gritar jubiloso: “¡Ai’ viene mi vieja, esa es mi vieja!”

Una familia michoacana, que ha inventado porras complicadas, coreaba: “siete por siete, ocho por ocho, Andrés es un bizcocho; nueve por nueve, a Felipe se le mueve… de reversa, mami, de reversa…”

Otros llamaban a algún reportero para pedir espacio a sus declaraciones, como Teófilo Alvarado, de Apan, Hidalgo, quien prácticamente dictó: “la ciudadanía está molesta. El IFE sembró la duda nacional. Lo dice un ciudadano que nunca votaba y pensó que ahora se iba a respetar el voto, y no fue así'’.

Cuando apareció López Obrador entabló su habitual diálogo con la multitud. Los puños en alto, el índice hacia arriba; los gritos, aplausos y gestos eran señales con que esa multitud buscó, una vez más, ser muchos y uno frente al candidato, quien ayer desmenuzó los argumentos de los magistrados: utilizaron un criterio estrecho y limitado; les faltó, “dicho con todo respeto…” Pero no pudo concluir la frase, pero la gente lo hizo por él: “¡güevos!”

Igual de enfurecidos se mostraron cuando el candidato empezó a poner en perspectiva un horizonte más negro que el cielo de ayer en esta capital. No cesaban en sus expresiones de rechazo a la posibilidad de tener un gobierno de imposición que, alertó, traerá más pobreza y marginación, hará retroceder los derechos sociales y humanos de los mexicanos, disminuirá salarios, aumentará el desempleo…

Cuando AMLO se despidió, apenas concluido el Himno Nacional, muchos se arrancaron por cuenta propia. Se fueron a reforzar los campamentos, organizaron mítines ahí mismo, a un lado del Zócalo, y emprendieron el brigadeo para convocar a la sesión de hoy por la mañana, donde se fijarán nuevas directrices políticas.

En más de un sentido la de ayer resultó, para los seguidores de la coalición Por el Bien de Todos, una noche muy, pero muy larga.

El despertar del México Bronco, es algo que Alberto Morales en el Universal nos relata el mismo domingo 6 de agosto

“Un coro encendido acabó con su esperanza: “¡Rateros!, ¡traidores!, ¡vendidos!”, reventaron al unísono simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos luego de conocer la decisión del Tribunal Electoral que ordenó el recuento parcial de votos de la elección del 2 de julio.

A las afueras del propio tribunal, alrededor de 200 simpatizantes exigían contar “voto por voto en todas las casillas” y responsabilizaban al presidente Vicente Fox y a los magistrados del tribunal de despertar al “México bárbaro”.

Era casi mediodía y pocos sabían del fallo de los magistrados. Fue el diputado federal electo Emilio Serrano, quien se enteró a través de un pequeño radio que llevaba, el encargado de difundir la noticia.

Y vino el enojo, la ira, los rostros enfurecidos de mujeres, hombres, ancianos, jóvenes que minutos antes bailaban y cantaban sin importar el ayuno, el frío y la lluvia, con la esperanza puesta en que los siete magistrados de la Sala Superior fallaran en su favor.

Los ánimos se crisparon y las consignas subieron de tono: “¡A las armas!”, “¡ 2006 no es como el 88!”, “¡qué poca madre, no quieren contar!”, “¡11 mil casillas de 130 mil, es una burla!” y “¡jus-ti-cia!, ¡jus-ti-cia!”, se desgañitaba una mujer “crucificada” que estaba amarrada a las rejas del tribunal con una Bandera de México.

La primera acción de los nombrados “renegados” en la sede del Tribunal fue de desconcierto. “Todos de inmediato a cerrar las puertas del tribunal”, dijo un hombre por un altavoz mientras se armaba la corredera.

A la puerta posterior, en la calle cerrada de Santa Ana, llegaron unas cuantas damas de la Red de Mujeres Ciudadanas. Sobre Carlota Armero, el diputado Serrano y cinco hombres hicieron lo propio. Pero desistieron a los 10 minutos.

Serrano llamó a los simpatizantes a tener calma, a realizar sólo un “cierre simbólico” y esperar hasta las 19:00 horas, cuando el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador diera a conocer las medidas que asumirían.

“Nosotros hacemos responsables a los magistrados Tribunal Electoral y a Vicente Fox de lo que ocurra en el país”, expresó Serrano, mientras el personaje enmascarado Rayo de Esperanza advirtió: “Esto es lo que querían. Están convulsionando al país y acaban de despertar al México bárbaro”.

En medio de los gritos, de la esperanza que se agota, doña Carmen Juárez, de 84 años, contiene su pena junto a cuatro féretros de cartón color negro apostados en la enorme reja principal del tribunal.

“Nadie se había preocupado antes por nosotros, y ahora con esto, ¡es una injusticia!”, dijo casi sollozando mientras a paso lento regresa a su casa en la Unidad CTM Culhuacán con la mira agachada.

Antes del discurso de Felipe Calderon en respuesta a la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que daría a conocewr el domingo por la tarde, el pasado viernes 4 de agosto, Raymundo Riva Palacio tituló su colaboración asi:

“Calderón se tambalea”

“Entre las clases empresariales están convencidos de que la solución para el país pasa por la anulación de la elección presidencial

F elipe Calderón parecía empezar a coagular de diferente manera este domingo cuando, en una iniciativa sin precedente, acudió él mismo ante los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a defender la elección y el cómputo oficial del voto que lo dio ganador en la elección presidencial. La síntesis de lo que muchos de sus seguidores veían como un cambio de metabolismo se encontraba en 21 palabras: “No permitiremos que esos votos emitidos por millones y millones de mexicanos se cancelen por la demagogia y la sinrazón”. Desde entonces, Calderón continuó con el discurso, incluido un spot de cobertura nacional este miércoles para hacer un llamado a la paz -sugiriendo que su adversario está por la violencia- en una estrategia de contraataque para tomar la iniciativa política que desde el 2 de julio le arrebató sin mayor problema Andrés Manuel López Obrador.

No le queda otra al panista, que se ha quedado solo para defender lo que él considera un triunfo legal y legítimo en la elección, y cuya inacción lo ha venido colocando en una situación muy vulnerable. La iniciativa de Calderón pretende, visto desde afuera, evitar que en el camino de la crisis postelectoral se convierta en una pieza desechable y que siga siendo percibido como hasta ahora: un actor de reparto, donde debía ser el central. Problemas no le han faltado, particulares como su personalidad atolera y antídoto contra pasiones, internos como lo enano de su kitchen cabinet, o externos, como el que sus simpatizantes más influyentes consideren que, aún si le ratifican la victoria en la Presidencia, no podrá gobernar.

La historia de un preámbulo que se está pintando de negro, comienzan a ser narradas por personajes estelares.

Por ejemplo, el episodio sucedido hace un par de semanas cuando en su cuarto de guerra discutían la posibilidad de que anunciara su disposición a un recuento de voto por voto, casilla por casilla, como demanda López Obrador, acudió a un encuentro no publicitado en Los Pinos con el presidente Vicente Fox. De acuerdo con personas que conocen detalles de la conversación, Calderón le expuso no tener miedo alguno en el cómputo distrital que le dio la victoria el 2 de julio, y que no tendría problema alguno en que se abrieran todos los sobres con los votos presidenciales. Pero la respuesta fue negativa. Peor aún, cuentan que Fox, además, le hizo sentir que la victoria se la debía a él.

Clausurada esa vía, Calderón volteó a la estructura de poder dentro del PAN, que lo abandonó casi por completo, comenzando por el presidente del partido Manuel Espino, quien prefirió tomar vacaciones a ser uno de los voceros del triunfo reclamado por su candidato y regresó a la actividad cuando todo el potaje estaba descompuesto. Ordenó entonces que pidieran una cita de urgencia con El Jefe Diego Fernández de Cevallos, cuyo delfín para la candidatura había sido Santiago Creel, quien no tuvo reparo en otorgársela, aunque no sabía bien a bien para qué lo buscaban. Se llevó una enorme sorpresa, según personas que platicaron con él después del encuentro, cuando el kitchen cabinet de Calderón, con Josefina Vázquez Mota, Juan Camilo Mouriño y César Nava a la cabeza, le pidieron, papel y pluma en mano, recomendaciones de cómo reaccionar ante las declaraciones y acciones de López Obrador, qué tipo de iniciativas emprender y hasta la forma como debía vestirse el virtual presidente electo.

Débil durante la campaña, débil durante el periodo postelectoral, Calderón se ha visto obligado a reaccionar de otra manera. Su alegato ante los magistrados electorales es lo más publicitado. El deslinde del PAN ante las renovadas escaramuzas entre legisladores y la primera dama Marta Sahagún, que insiste en la inocencia de la meteórica carrera de sus hijos hacia la bonanza económica, es lo más simbólico. Parece claro que si el tribunal ratifica su victoria, la gobernabilidad de su gestión, que será cuestionada por amplios sectores como ilegítima, cuando menos, pasará no sólo por las alianzas que pueda hacer con los partidos, sino por algunos golpes políticos y mediáticos espectaculares, como podría ser, en reedición del quinazo que le dio a Carlos Salinas el mandato presidencial que no logró en las urnas, enfocar sus baterías en contra de la familia política del Presidente.

Se antoja una escalada política complicada para Calderón, dado que no ha mostrado un talante enérgico, pese a su bien guardado dogma autoritario, pero ¿tendría otros márgenes de maniobra? En este momento no se ven muchos, pero tiene que encontrarlos rápidamente para revertir la creciente convicción dentro de sectores que lo apoyaron que, aún cuando los magistrados electorales ratificaran el cómputo distrital del IFE, esté en condiciones de gobernar. Más bien, como han estado conversando las cúpulas empresariales en las dos últimas semanas, Calderón no estaría en condiciones de gobernar el país.

Varios de los empresarios más importantes del país lo ven sin posibilidades de salir con la fuerza para conducir el gobierno. No ven en sus análisis que el tribunal electoral le pudiera dar la victoria a López Obrador, pero están acariciando con mayor fuerza la idea de una anulación que permitiera un presidente interino que convocara en 18 meses a una nueva elección. Inclusive tienen un nombre para ese interinato: José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Si bien hay indicios de que el Tribunal Electoral no seguirá el camino de la anulación, nadie puede, en estos momentos, asegurarlo, sobre todo con un órgano que ha jugado, particularmente su presidente, Leonel Castillo, del lado del PRD.

Si el triunfo legal de Calderón está todavía en manos del Tribunal Electoral, su presidencia virtual es mucho más incierta. Remontar la mala percepción sobre su figura, prestancia y capacidad de actuar se ve difícil ante la pobreza política y estratégica que ha mostrado. Calderón está fallando. El bajo perfil inteligente que mantiene no ha ido acompañado por un trabajo paralelo de certidumbre con la clase gobernante. Su equipo no inspira respeto y no ha ido incorporando públicamente a personajes que tengan un peso político superior. No ha sabido enfrentar política y mediáticamente a López Obrador, dejándolo que lo descarrile. Es una caída en cámara lenta de un presidente virtual que no ha mostrado tener los arrestos para ser Presidente, que ha dado paso a que la discusión sobre un interinato deje de ser un debate de medios y pase a formar parte de las discusiones de fondo entre quienes manejan y sostienen el país.



¿Qué sigue?

¿En cuanto tiempo empiezan laas movilizaciones en todo el país?

VEREMOS…


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